20.11.08

Tan incoherente como estar moviéndose en círculos eternamente, mirando ese frío y dulce resto de café, mirando la historia para ver acantilados grises en días nublados. Tan irreal como encontrar mi pequeñísimo cuerpo violeta solo entre la niebla. Tan exacto y tan amargo, embebido de esta sensación ya ni alegre ni triste, ni viva ni muerta, ya no más que silencio. De tantas voces sólo murmullo, sólo mentira. Como el día y la noche, mentira. Como tu cara inexistente arañando y acariciando mi espalda. Como tu cara, no desvanecida, sino en ningún tiempo en ningún verbo, fuera de lugar, descuartizando lombrices y mordiéndome las manos. Tu cara, esclava rebelde. Inexistente incluso en la mente, incluso en mi mente, en mi espíritu aplastado, sin imagen y sin sonido. Tu cara arrinconada en cada esquina, todas las horas, esperándome impaciente.
¿Será que así se siente el vacío?