23.2.11

I.

Debe ser una cuestión química,
aunque no me lo hayan enseñado en la escuela.

Debe ser que las partículas de hidrógeno
se hacen barrro cuando golpean las baldosas.

Dos veces por mil gotas.

O el vidrio del colectivo estampado
y el haz de luz gris que lo atraviesa.

O las flores rojas liberadas
y los árboles excitados por el agua.


II.

Y yo quiero vivir en todos los barrios
y ser todas las personas.

Esa puta que compra ázucar en el almacén
con el pelo mojado de niña de otro tiempo.

O ese hombre en bicicleta.

Y recortar cerezas del limonero
para pintar mis uñas los días vacíos.

Y poder hundirme en infusiones calientes
de antiguos desayunos ajenos.


IIIIIIIIII.

Tener conciencia de no merecer.
Y poder ser también otro
para decirme que me equivoco.

Es la justa recompensa de los mares
que me agradecen por cada uno de los segundos
en los que mi cuerpo se abismó en su ritmo.

21.2.11

Si no miento no es por convicción
sino por conveniencia,
si soy sólo en lo cierto,
si soy sol en lo cierto.

El viento rojoazulamarillo
del presente absoluto
hace que vuele la yerba
de mi mate perfecto.

¿Cómo pudiste estar tan lejos
y tan equivocada
si ahora entendés
que toda distancia es inútil?

Gracias olvido,
a veces sos inteligente.