8.9.11

Es de pasto el respaldo de la silla en la que te recostas, en la que me recostas. Tu asiento horizontal me desdibuja, parezco un fantasma flotante. En alguna parte de tu cuerpo que no podría nombrar nadan palabras viejas y yo veo cómo se ahogan. Una, dos, tres palabras se ahogan y vos te reís. Cuatro, cinco, seis palabras. Y cada una con sus letras se ahoga, con todas sus letras se ahoga, y vos te reís. Si te mirara con los ojos parecerías estúpido, pero sé que ahora entendés por qué los relojes hacen ruido y no nos dejan dormir. Años de años, años de trescientos sesenta y cinco años, y no cae la arena de tu espalda torbellino. La hierba es verde y crece sin raíz desde el cielo, nos caen kilómetros de hojas que nos cubrirían aunque fuéramos dioses gigantes que sueñan con viajes sin retorno. Y somos tan pequeños, tan profanos, y aunque ya no haya sol no tenemos frío. Y está ahi arriba de mi pie, o abajo de mi pie, o al costado de mi mano ¿O es mi pie? Está ahí enfrente de tu mano, o de mi mano ¿O no es una mano? Está ahí, ahí en tu cuello o atrás de tu oreja o atrás de la mía.

No hay comentarios: