Tomo a las 8 de la mañana un colectivo sobreperfumado. Camino con la convicción de las piedras, con la seguridad de las piedras de ser lo que son y de hacer lo único que pueden hacer. Acá y ahora, la misma verdad que la ciencia va a descubrir nunca.
Nieva hace casi diez días. Todo está acumulado en las esquinas, hasta la basura es blanca y no sé si en mi pelo tengo agua o canas. La colonia barata me sostiene los pies. Esto es lo que tengo: la calma del resignado.
1 comentario:
la calma del resignado
puta madre amiga
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