18.6.11

Veintisiete puertas para entrar a la misma casa. El cartel verde lo imaginaste. La calle era una trampa, la autopista era una trampa. El cuarto azul es tuyo, aunque tenga círculos de abismo grabados en el piso, aunque tenga paredes de humo enredado. El cuarto azul es tuyo, y su techo de tormenta es más cálido que esa risa ignorante, más cierto que esa mirada de revista.

Allá todavía te preguntás por qué te duermen todas las mañanas, quién te duerme todas las mañanas.


Allá, que es acá, aunque te olvides.

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